Seria imposible el no atribuir mi interes en
el boxeo a la ciudad que me vio desarrollarme, ya que parece no haber objeto o
idea que represente mejor a Tijuana. El boxeo es un deporte de contrastes
extremos, la gloria y orgullo de la victoria contra el dolor y humillacion del
descalabro; y en es estos contrastes que de alguna manera se encuentra la
belleza de un deporte tan brutal. De la misma manera, es en los contrastes que
yo encuentro belleza en mi ciudad. La manera en que las luces de los antros
brillan con potencia ante el recuadro de una noche oscura, o como los pregones
del vendedor ambulante rompen la cacofonia de la ciudad, los brillantes murales entre el concreto gris y duro del centro de la ciudad.
Tanto Tijuana como el boxeo me han mostrado que es a veces en la imperfeccion que uno encuentra la belleza, como en lo mas caotico se puede encontrar paz. Hay algo hermoso en los contrastes que se nos presentan dia a dia. La manera en la que la textura lisa y suave del guante constrasta con lo duro y aspero del terreno, al igual que como un objeto tan suave y liso es utilizado como un arma de filo hasta cierto punto.
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